La terraformación es, literalmente, dar a un planeta, satélite u otro objeto celeste, un aspecto similar al de la Tierra, o, como mínimo, que pueda ser habitable por la vida tal y como la conocemos en nuestro planeta. Es un concepto que procede de la ciencia ficción. En concreto, una de las primeras menciones aparece en una historia corta (Órbita de colisión) escrita por el estadounidense Jack Williamson, en 1.942 aunque es posible que el término haya sido usado con anterioridad.
Representacion de vennus terraformado |
La teoría es fácil de comprender. Basándonos en nuestra experiencia con la Tierra, deberíamos poder alterar el entorno de un planeta de manera deliberada (su atmósfera, temperatura, superficie y ecología), aunque el proceso requeriría mucho tiempo (mucho más de lo que dura una vida humana). En la práctica, sin embargo, todavía no está completamente claro si sería posible hacer algo así con otros planetas (por mucho que la teoría diga que sí). En nuestro Sistema Solar, el candidato ideal para ser terraformado, si es que alguna vez llegamos a planteárnoslo en serio, es Marte. De hecho, ya ha habido estudios extensivos sobre cómo calentar el planeta, alterar su atmósfera, e incluso la NASA ha organizado debates para hablar sobre el asunto.
Aunque pueda parecer algo completamente inalcanzable a día de hoy, algunos aspectos, como mínimo, son completamente plausibles desde el punto de vista de nuestra tecnología actual. Por ejemplo, con los medios de los que disponemos en la actualidad sería posible alterar el clima de Marte. El coste económico, sin embargo, estaría muy por encima de lo que cualquier gobierno o sociedad estaría dispuesta a dedicar.
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